Aún podemos soñar

“Aún es tiempo para soñar, y que esos sueños se conviertan en acciones...”
2021 09 aun podemos soñar

Llega el mes de septiembre, muchos lo esperan por un sin fin de situaciones.  Nosotros en particular, esperamos celebrar la efeméride de Santa Cruz; de la misma manera lo hacen los habitantes del departamento de Cochabamba, por su aniversario; los estudiantes esperan con entusiasmo su día. Pero, sobre todo, en nuestro país celebramos un día dedicado al amor y el inicio de la primavera. Entonces, hay mucho por celebrar en septiembre. Si, aun podemos alegrarnos, soñar, deleitarnos en medio las pérdidas que deja la pandemia del Covid-19.

En septiembre, por todo lo que conlleva, y para esquivarle a la crisis «necesitamos ver claro, elegir bien, y actuar en consecuencia», ya que los seres humanos tenemos la capacidad de recuperarnos con creatividad; porque aún podemos soñar, para que el dolor no sea en vano. Satanás no puede tenernos como pelota de ping pong (Lc 22, 31)

Aún es tiempo para soñar, y que esos sueños se conviertan en acciones, acciones creativas y primaverales. Las acciones maravillosas de Dios nos enseñan y nos recuerdan que somos un pueblo, pero no un pueblo cualquiera, somos el pueblo de Dios (1 Pe 2,10). Podemos estar unidos y soñar juntos con un sentido de pertenencia de pueblo de Dios. ¿Qué significa ser pueblo? Es un concepto mítico…historia particular…con una verdad universal, sabiduría, lingüística, memoria colectiva, costumbres, expresiones culturales, ritos, etc. (Papa Francisco, Soñemos juntos, Buenos Aires. Penguin House, 2020. 101-102).

La Sagrada Escritura afirma que el pueblo tiene su dignidad, desde el momento que tiene conciencia de pertenencia, tiene dignidad, libertad, es solidario y lucha por mantener su dignidad (Éxodo). Los profetas intentaron recordarle al pueblo lo que realmente importa: recuperar la memoria de lo que Dios puede hacer junto a su pueblo, y ponerse en acción, soñar y llenarse de esperanza. Cuando nos encontramos, podemos soñar juntos; «no estamos solos, estamos en la misma barca», dice el Papa Francisco con frecuencia en sus intervenciones. También afirma el Papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti, nº 8: «Nadie puede pelear la vida aisladamente… Se necesita una comunidad que nos sostenga». Sí, se necesita una comunidad, un grupo, una Iglesia, en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. Nuestros grupos, nuestras comunidades, la Iglesia son un lugar de sueños, calor, luchas, fe, dignidad y fuerza para soñar y salir esperanzados.

Son tiempos muy difíciles. Por eso es más urgente que nunca mirar la vida, no desde el miedo, sino desde la esperanza. Una esperanza que incorpora los sueños, las preocupaciones y malestares que sufrimos cotidianamente, pero que al mismo tiempo es consciente de que tenemos mucho por hacer y lograr juntos.

El mundo está cambiando. Las nuevas tecnologías están transformando nuestra forma de interactuar con el otro. Nuestros dichos, nuestros actos, quedan registrados para siempre en Internet. No basta con encontrarnos por la redes sociales o plataformas virtuales.

El desafío está en soñar juntos, con una identidad de pueblo de Dios, que camina hacia su encuentro con El, aún en medio de incertidumbres, esa es nuestra fe, es la fe que profesamos y vivimos.

Que la primavera permita el resurgir de la vida, que florezcan los sueños juntos, que abra nuestras miradas, nuestras elecciones y acciones consecuentes. «A ti, Señor, levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo y entre los hijos de los hombres. Levanto mis ojos de donde viene mi esperanza. La esperanza me llega como burbujas de tu inmenso amor, de que no te olvidas nunca de mí». Amén.

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