El Espíritu nos ilumina y guía hacia la paz

El Espíritu nos ilumina y guía hacia la paz

     Salmo 120, el salmo de los enemigos de la paz. La paz no es el fin del conflicto, es la inteligencia para resolver los problemas. Es la capacidad de ordenar y de tener buenas relaciones con los demás.

     La paz tiene dos enemigos muy fuertes. La lengua perversa; con ella puede producir vida o muerte. El segundo enemigo de la paz es la cultura de guerra. Es una cultura de la plata fácil, tenerlo todo a costa de lo que sea. Y Dios es quien nos libra de estos dos enemigos.

     ¿Cómo lo hace? Shalom es capacidad de orden. Cuando le dices a alguien “shalom” le estás diciendo “Ordénate”. Se trata de un orden interior:  orden afectivo, de la integración de las heridas y libertad interior.

     Cuando hay orden hay verdad. No es reprimir, es gobernar mis emociones para la gloria de Dios y mi salvación.

     La integración de las heridas se trata de aquellas heridas que no se sanan porque es un proceso de toda la vida que se integran al corazón de Jesús porque no puedo permitir que mis heridas me gobiernen el corazón.

     Libertad interior nace del amor y es contrario a hacer ‘lo que me da la gana’.

     El otro shalom es el orden en las relaciones. Para poder comunicarme debo saber cuándo, cómo, dónde decir las cosas. La paz se nota en las buenas relaciones.

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