La Orden de Predicadores (Dominicos) celebra la fiesta del fundador, Santo Domingo de Guzmán, el 8 de agosto. Nació en Caleruega, España, en 1171; murió en Bolonia, Italia, en 1221. Por esta razón durante todo este año 2021, los dominicos por el mundo estamos celebrando 800 años de Jubileo en conmemoración del Dies Natalis Sancti Dominici, día del nacimiento a la vida eterna de Santo Domingo.
Ochocientos años de feliz Pascua
del fundador de los predicadores
de la verdad del amor de los amores
con brillo como de oro el ascua
Estudiar para buscar la verdad
de la divina revelación al hombre
ofrenda pura de amor del Nombre
a quienes lo invocan en comunidad
Predicar el modo de ser discípulo
en el mundo que tanto ama Jesús
por el que entregó la vida en la cruz
Fundar conventos sin disimulo
santas predicaciones mendicantes
de la Palabra y de Dios amantes
La palabra sonética se une al jubileo por el testimonio de vida cristiana de quien inició la Orden e hizo un aporte a la Iglesia Católica con la inspiración, hasta hoy, de hombres y mujeres que toman como regla de vida el estilo de los apóstoles. El evangelio de la fiesta (Mt 5, 13-19) habla de ser sal de la tierra y luz del mundo, palabras dirigidas a quienes escuchaban a Jesús en la formación del monte, en contexto de bienaventuranza. Un predicador tiene que ser un apóstol, enviado por Jesús mismo, el Buen pastor. Jesús nunca enviará a predicar a alguien que no conoce, a quien no tenga familiaridad con él, a quien no se identifique con la Iglesia que él fundó sin destruir la historia. Porque él no vino a abolir la ley y los profetas, sino a darles cumplimiento.
Santo Domingo de Guzmán es fundador de una Orden mendicante, por gracia de Dios, para dar en su tiempo un toque de renovación, sin destruir doce siglos de experiencia cristiana. Todo fundador aplica el mismo principio de renovar sin abolir, poner al día con respeto por el modo como otros han experimentado, reestructurar sin derribar los fundamentos, reconfigurar sin cambiar el evangelio. Las fuentes son la Palabra de Dios, la tradición que se lee en la historia y el magisterio vivo de la Iglesia, siempre al servicio de la Palabra para enseñar lo transmitido.
Santo Domingo en su representación artística lleva una estrella en la frente y, entre tantos significados, está el que expresa una antífona en su honor: luz de la Iglesia. Capacidad de vivir, orar, comer, discutir, caminar, viajar, dialogar, reír y llorar con otros. Iglesia es relación con el Otro, Dios, y con los otros, las demás personas y la creación. La síntesis de la personalidad de Santo Domingo lo dice todo, hombre que hablaba con Dios y de Dios.
Cuando Santo Domingo dispersó a los hermanos (frailes) por diversos lugares de Europa les pidió tres acciones: estudiar, predicar y fundar conventos. Estudiar ante todo la Palabra de Dios para mantenerse dentro del rango de la verdad predicada por Cristo. Ponerse a estudiar la Palabra escrita en la Biblia es asomarse a la experiencia de miles de años de historia de salvación en la que Dios da a conocer su nombre y promete estar presente en cada generación para recordar su enseñanza y guiar a través del camino en el cual Él se hizo carne para habitar con el ser humano. Estudiar todo lo que se pueda, cada uno según los dones y sus capacidades; ante todo estudiar debido a la predicación, o estudiar para predicar. Predicar es un modo de vida, no una actividad. Este modo de vida tiene su fuente en el estilo de vida de los hombres y mujeres que estuvieron con Jesús desde el inicio de su ministerio en Galilea hasta la pasión y resurrección en Jerusalén. Predicar es un modo de vida que testimonia el estar unidos a Cristo como lo estuvieron los apóstoles cuando Jesús estuvo con ellos y después de la resurrección se dejaron guiar por el Espíritu Santo. Fundar conventos es establecer comunidades vivas obedientes a Dios, a la Bienaventurada Virgen María y a la palabra de la misma comunidad, según la regla de las Constituciones de la Orden diseñada por Santo Domingo, cuyo sucesor, el Maestro de la Orden, vigila y acompaña a cada comunidad conventual y a cada hermano. El convento inicialmente era llamado Santa predicación.
