En septiembre inicia la primavera que anuncia la llegada de los días de sol y fin del invierno. Es la estación que da vida a la juventud, renueva con vigor a la naturaleza que nos rodea, las plantas florecen y pintan nuestro ambiente de diversos colores naturales, llena a todos de alegría, música y vida. Por otro lado, septiembre es también el mes de la Biblia. Y el 21 de septiembre Bolivia celebra el Día del Estudiante, del Médico, del Amor y de la Juventud. Dada la importancia de estos actos conmemorativos, los ilustraremos desde la Biblia:
El estudiante.
Nuestro Señor Jesús ofrece un ejemplo de cómo ser un buen estudiante. Lucas resume la infancia de Jesús con un versículo: «Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2,52). Independientemente de la educación formal que Jesús hubiera recibido, Él respondió con el crecimiento. Aprendió. El crecimiento y el aprendizaje deben ser el objetivo básico de cada estudiante. Otro principio bíblico para ser un buen estudiante es la auto-disciplina. El libro de Proverbios nos enseña a colocar nuestras actitudes y acciones bajo control en el proceso de aprendizaje. Como estudiantes de la sabiduría debemos querer aprender (Pr 2,2-3), entender el valor de la sabiduría (Pr 2,4), buscar la ayuda del Señor (Pr 2, 6-8), y tener discernimiento (Pr 2, 12-15).
El médico.
La Biblia le da la honra al médico porque Dios mismo lo instituyó para su servicio (Si 38,1-15). La biblia dice también que San Lucas fue médico. Se convirtió a la fe hacia el año 40 d.C. Fue autor del tercer evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Es quien mejor nos ha dado a conocer la infancia de Jesús y el autor bíblico que ha recogido, de manera exhaustiva, los pasajes de la vida de Cristo donde se refleja su misericordia, amabilidad y compasión. Conoció a la Virgen María y acompañó en su segundo viaje a San Pablo, quien lo llamó «Lucas, el médico querido» (Col 4,14). La Iglesia Católica celebra su fiesta el 18 de octubre.
El amor.
El evangelista San Juan llega a identificar a Dios y el amor (gr. agapé) (1Jn 4,8.16): Dios nos ha amado el primero (1Jn 4,19) enviando a su Hijo (Jn 3,16). La respuesta del hombre debe ser el amor, el que el Hijo tiene a su Padre (Jn 14,31; 1Jn 3,1; 4,19): los creyentes están insertos en esta relación de amor (Jn 17,26) y deben amar al Padre y al Hijo con un mismo amor (Jn 14,21). La fe es el fundamento del amor fraterno (Jn 13,34; 1Jn 4,21), y este, como en Pablo, debe acreditar la fe (1Jn 3,10; 4,7s. 20s.).
La juventud.
En el Documento final (DF) del Sínodo de los Jóvenes se lee que «la juventud es una etapa original y estimulante de la vida, que el propio Jesús vivió, santificándola» (DF 60). Y El Papa Francisco en la exhortación Christus Vivit, dedica el segundo capítulo a Jesucristo siempre joven. Te invito a que leas estos documentos. Hoy solo quiero presentarte algunos versículos de la Biblia como consejos que te ayudarán en tu andar con Jesús, para así vivir una vida más centrada en su amor y en su voluntad para tu vida: Busca la fuerza verdadera en Dios (1Jn 2,14). Vive conforme a su Palabra (Sal 119,9). Reconoce la grandeza de Dios (Sal 148,12-13). Camina junto a Dios (Lm 3,27). Alégrate y disfruta, pero hazlo con prudencia (Qo 11,9). Se humilde ante Dios (1P 5,5-6). Obedeced y honra a tus padres para seas feliz y se prolongue tu vida sobre la tierra (Ef 6,1-3). Tus obras muestran lo que eres, por eso tu conducta debe ser pura y recta (Pr 20,11). Busca a Dios desde ahora, no esperes a que lleguen las dificultades (Qo 12,1-2). Sé un buen ejemplo para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza (1Tm 4,12-14). Escoge bien tus amistades (Pr 23,19-22). Permite que Dios sea parte de tu historia (Sal 71,5). Debes saber que la clave de la prosperidad y el éxito es Dios (Jos 1,7-9). Y, por último, sé valiente porque Dios está contigo (Jr 1,6-8).