El día de Pentecostés, cuando los apóstoles, la Virgen María y los discípulos oraban esperando la manifestación de la promesa y recibieron el Espíritu Santo, comenzaron a orar y cantar en lenguas, porque sus palabras ya no cabían para alabar a Dios. La manifestación del Espíritu luego será muy frecuente en los comienzos de la Iglesia (Hc 2, 4; 10, 46; 11, 15; 19, 6). Desde mi experiencia, puedo decir, que el don de lenguas, no se manifiesta en cuanto uno recibe el Bautismo del Espíritu Santo en la comprensión del Movimiento de la Renovación Carismática. Yo he deseado y pedido al Señor que me regale ese don, al ver a mis compañeros del grupo, cómo se regocijaban cantando en lenguas, en la presencia del Señor y en el Espíritu Santo. Después de años, cuando era estudiante en La Mansión, participé de los cursos de los dones y carismas del Espíritu Santo, dictado por el hermano Marcos Parada. Nos animó a hacer ejercicios de cantar en lenguas; luego broté en lenguas escuchando al Padre Cris. En las orientaciones Nº 8, los padres Cris y Daniel nos dicen: «Ahora, así como en el día de Pentecostés, lenguas es un signo o sello audible y visible de que el poder del Espíritu es liberado en la persona. Si alguien nos pregunta si el don de lenguas es para todos, debemos contestar que, como don en la vida comunitaria u oficial, no es para cada persona. La manifestación de lenguas no es imprescindible como signo de que la persona ha recibido el Bautismo con el Espíritu Santo, no es imprescindible para andar en el Espíritu, pero para progresar bien, sí» (Cris y Daniel, «Vida de los padres…», Pág. 398).
Según el Seminario de vida en el Espíritu Santo, de Perú, nos dice: «Decimos que el Espíritu Santo es capaz de hablar por y dentro de nosotros un lenguaje que la mente consciente no puede comprender: la glosolalia (cf. Hc 2, 3-4; Rm 8, 26), que es el hablar en lenguas. Este don se manifiesta en tres formas: 1.- La oración en lenguas, por medio de la cual la persona ora a Dios pronunciando sonidos que no entiende en un lenguaje que no conoce, simplemente dejándose guiar por el Espíritu, pues es el Espíritu de Dios quien ora dentro de nosotros. 2.- El canto en lenguas, que es cuando la oración en lenguas adquiere una musicalidad y ritmo muy especial. Aun cuando cada persona tiene sus propios sonidos y diferentes a los de los demás, en conjunto el canto en lenguas adquiere una armonía sinfónica, como si alguien la dirigiese (cf. Ef 5, 19; Col 3, 16s). 3.- La tercera manifestación de la glosolalia es el mensaje en lenguas, que es un discurso en lenguas y es para toda la comunidad. Para ello, el Espíritu Santo previamente ha inspirado al silencio para escucharla, igual como sucede con una palabra de profecía. Luego de pronunciado el mensaje en lenguas a través de un hermano que tienen el carisma, necesariamente debe seguir una inmediata interpretación de dicho mensaje» (Pág. 137).
El padre Alberto Ibáñez S.J. cuando habla de orar en lenguas, nos dice: «es para orar no es para predicar como muchos piensan, que el don lenguas es para predicar y los oyentes entienden en su propio idioma». San Pablo aplica esta oración en espíritu a cuatro palabras que nos permiten comprender mejor. Se usa para alabar a Dios como el día de Pentecostés (Hc 2, 11) es una forma de bendecir en espíritu (Hc 14, 16). Muchas veces se usa para la acción de gracias, porque expresa el reconocimiento de la grandeza de Dios con alegría y espontaneidad. Como tercero para salmodiar en espíritu. Por último, es para orar, si oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi mente queda sin fruto. Oraré con el espíritu, pero oré también con la mente (Hc 14, 14s) (Lenguas I, pág. 18-20). Los padres Cris y Daniel nos hablan cómo podemos utilizar el don de Lenguas en el uso personal, en el uso público o comunitario, y los usos excepcionales. Los animo a leerlos y aplicarlos como hombres y mujeres nuevos, encontrarán buena enseñanza. Bendiciones hermanos.