“El Espíritu Profético no es exclusivo de nadie”

2024-02.04-Fr-Diego-VERDE

26º  Domingo del Tiempo Ordinario

La primera lectura, del libro de los Números, nos habla de Eldad y Medad que, llenados del Espíritu de Dios, profetizan en el campamento de los israelitas. Josué pide que los detengan y Moisés responde que desea que todo el pueblo, como Eldad y Medad, recibiera el Espíritu del Señor y profetizara.

Por ese mismo camino nos orienta el texto evangélico. Refiriéndose a un desconocido que expulsaba demonios en nombre de Jesús, el Maestro dice a los Apóstoles que quieren detenerlo: «No detengáis al que actúa en mi nombre».

Lectura del Libro de los Números 11, 25-29

 

En aquellos días, el Señor bajó en la Nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. En cuanto se posó sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar. Pero no volvieron a hacerlo.

Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque eran de los designados, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.

Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:
«Eldad y Medad están profetizando en el campamento».

Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:
«Señor mío, Moisés, prohíbeselo».

Moisés le respondió:
«¿Es que estás tú celoso por mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor recibiera el espíritu del Señor y profetizara!».

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